Por fin... 20 años de espera para que se pueda hacer realidad el sueño de muchos ilicitanos. Ver que su equipo tiene por primera vez opciones serias de aspirar a un ascenso, después de asegurar su presencia en el playoff, a falta de dos jornadas para el final de la Liga. Y no es para menos de estar alegres, contentos y satisfechos con la temporada que viene desarrollando un Elche que lejos de descomponerse en el mes de diciembre, resurgió de sus cenizas a pesar de decisiones de despacho difíciles de entender aún (adiós de Caballero y Wakaso).
Y ahora, ¿qué? Quedan dos jornadas de puesta a punto, de pulir detalles para la hora de la verdad y para respirar y aliviar esa tensión acumulada en los últimos tiempos. Después de lo vivido, el Elche se tiene que tomar esta promoción como un premio, un regalo quizás inesperado en algún momento. Y ese factor debe ser determinante para tratar de llegar lo más lejos posible. Nadie, ni Granada, Celta o Valladolid, puede sentirse favorito a pesar de la historia de los cuatro clubes que se van a jugar la tercera plaza por dilucidar.
Eso sí, el Elche no está por debajo de sus rivales y no tiene que sentirse acomplejado, ni mucho menos. Ahora es el momento de seguir igual, que el equipo muestre sus señales de identidad, que Bordalás acierte en sus decisiones y recupere efectivos. Y con la ayuda de la afición, que seguro que va a estar al lado del equipo, la historia pueda decir que 20 años después, casi sin esperarlo o prevenirlo, este equipo cambió el rumbo de los acontecimientos para bien.
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