lunes, 28 de noviembre de 2011
BORDALÁS IMPONE SU LEY
El Elche se adelanta gracias a un discutido penalti y un gol de Bille en un córner; y Míchel recorta diferencias
Bordalás volvió a experimentar el sabor de la victoria en un derbi contra el Hércules; Mandiá sigue sin conocer esa sensación. El técnico del Elche le ganó la partida. Su equipo imprimió mayor presión e intensidad, más carácter y también tuvo más fortuna. No faltó la polémica, como suele suceder en las grandes citas. Miranda Torres pitó un riguroso e innecesario penalti de Aguilar a Mantecón que allanó el camino del triunfo al conjunto ilicitano. Su decisión y el laboratorio del entrenador franjiverde desequilibraron la balanza muy pronto. En apenas media hora, los blanquiazules se encontraron con dos goles en contra que hicieron aflorar sus mayores defectos. Después, Mandiá movió el banquillo, arriesgó y acabó jugando con defensa de tres en busca de una reacción que no llegó. En parte, sobre todo, gracias a la inspiración del meta Juan Carlos.
El derbi no decepcionó. Hubo goles, fricciones, ráfagas de buen fútbol y ganó el que mejor aprovechó los momentos claves. El líder defraudó. Jugaba en casa, ante su gente, con Samuel como foco principal de atención y con el propósito incontestable de reforzar su condición. Sin embargo, anduvo muy lejos de su mejor versión, sobre todo en el primer acto. Y para ahondar en su desventura, Miranda Torres le hizo perder su seña de identidad: la portería a cero.
Un penalti muy dudoso de Aguilar a Mantecón obligó al Hércules nadar a contracorriente; algo a lo que está poco acostumbrado. Hasta que no se encontró con el tanto en contra fue una sombra de sí mismo y, cuando intentó rehacerse, entonces llegó el segundo en una acción de pizarra que culminó Nicki Bille.
El mismo colegiado que anuló un tanto legal a los ilicitanos en el partido del ascenso con el Granada el pasado mes de junio destapó todas las suceptibilidades. Perdió el conjunto alicantino, pero lo hizo con la coartada de la pena máxima.
A Mandiá le sirvió de excusa la actuación de Miranda Torres para justificar una derrota que empezó a cuajarse muy pronto. Él y los suyos, sin embargo, pusieron las cosas demasiado fáciles al eterno rival. No se pueden hacer tantas concesiones en una ocasión como la de ayer. Sobre todo, ante un rival fuerte como el Elche. Acciari y Mantecón ganaron la partida en la medular. Tiago y Aguilar anduvieron lejos del nivel que se les presupone. Y desde ahí el Elche comenzó a fabricar su triunfo.
Nicki Bille encontró un filón por la izquierda y la amenaza se repitió en varias ocasiones hasta que así llegó la acción del penalti. El Hércules intentó reaccionar a duras penas y con una evidente falta de criterio. Peña quiso multiplicarse. Su lucha, sin embargo, cayó en saco roto. Aún así, generó la mejor combinación de ataque en el primer acto, entre Juanra y Urko Vera, tras una recuperación suya en la medular. El remate final de Callejón salió rozando el palo derecho de Juan Carlos.
Hasta el último minuto del primer acto, el portero franjiverde permaneció inédito. Vivió con una tranquilidad absoluta. Únicamente tuvo que emplearse en un remate de cabeza de Aguilar tras un saque de esquina de Callejón. Samuel trató de aprovechar el balón despejado pero tan inocentemente que Juan Carlos no tuvo problemas para atajarlo.
Jugó casi a placer el Elche, sobre todo hasta el primer gol, y además le sonrió la suerte, quizás porque la buscó más. Tuvo esa pizca de fortuna que siempre es necesaria en estas citas y que genera una polémica que perdurará en el tiempo.
Del ataque herculano apenas hubo noticias. Una circunstancia que tampoco sorprende. La máquina no funcionó. En buena parte, porque el Elche lo impidió. Bajo las directrices de orden, presión y trabajo, Bordalás asfixió la propuesta de Mandiá. Y es el segundo derbi que se anota el técnico alicantino, quien ya venció (2-0) al Hércules de Esteban Vigo en la 2009-10.
Intento de reacción
El espectáculo no desmereció. Porque, entre otras cosas, el Hércules no se rindió. Eso sí, la reacción desde el banquillo se hizo esperar. Hasta entonces el Elche siguió buscando la meta de Falcón. Un pase en profundidad de Xumetra que dejó solo a Ángel, tres córners seguidos, un lanzamiento de falta de Mantecón... El inconformismo visitante quedó patente. El grupo de Bordalás buscó la sentencia.
Las posibilidades de apelar a la épica se multiplicaron tras los cambios. Bordalás respondió con la inclusión de Luque en el centro del campo y su equipo ofreció una interesante lección de contención y defensa. Al final, el técnico blanquiazul optó por el todo o nada, retiró a Mora para dar entrada a Sanchón y el Hércules a punto estuvo de rescatar un punto. Con Aganzo y Míchel, se creció, tuvo más mordiente y puso en jaque a los visitantes. La presencia del madrileño resulta siempre intimidatoria; la clase del valenciano marca diferencias y además tiene gol.
Pero apenas tuvieron media hora para intentar obrar un imposible. Fue la mañana de Juan Carlos. Cuando el Elche tuvo que defender su renta, el guardameta se convirtió en su mejor seguro. Sacó un balón envenenado de Calvo a Urko Vera; salvó un par de ocasiones de Aganzo y otra de Sanchón y permitió a los franjiverdes sumar un triunfo que les acerca al líder.
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